Queridos amigos, hermanos de Shin Shu Kan, deseo transmitirles en palabras algunas reflexiones.-
Muchos de quienes comenzamos la práctica de este Arte, lo hicimos deslumbrados por las proezas expuestas en algunas películas del género, donde hombres aparentemente comunes controlaban a sus adversarios con golpes de puño y patadas ejecutadas con precisión, armonía y cadencia.-
Nos parecía así, que las artes marciales creaban superhombres. Es decir, hombres capaces de romper objetos con sus manos vacías. Por si fuera poco y por aquella época, las exhibiciones de las Escuelas de karate tenían como eje del espectáculo los “atemi”, es decir la “rotura” de ladrillos, maderas, barras de hielo, bloques de hormigón, etc.
Por estos días en cambio, con el auge de las comunicaciones y las redes de información es posible ver torneos de artes marciales mixtas (MMA), donde en el interior de un octógono, dos jóvenes contendientes combaten hasta dejar fuera de juego a su rival, recurriendo a técnicas traumáticas y soportando castigos inhumanos. Estos muchachos, haciendo despliegue de su juventud, se muestran también como “superhombres” y tienen cortes de admiradores que les siguen e imitan ciegamente.-
Pero entonces, la pregunta es ¿Las artes marciales generan superhombres?... En nuestro caso ¿El karate que practicamos nos hace superhombres?...
Bueno, en respuesta a este interrogante quiero decirles queridos amigos que tuve oportunidad de conocer superhombres de verdad.-
El primer “superhombre” que conocí se llamaba Yoshihide Shinzato, nuestro querido Maestro... él era un superhombre, pero de verdad... superhombre de la simpatía, superhombre de la generosidad, superhombre del ejemplo de vida... no he utilizado en estos calificativos nada que tenga que ver con proezas del combate o del atemi... este superhombre no necesitaba la fuerza para mostrarse fuerte...todos recordamos los últimos pasajes de su vida, cuando aún en tratamiento médico de diálisis, se calzaba su karategi y con la mejor sonrisa nos transmitía su arte.-
En mi viaje a Japón tuve la fortuna de conocer otro superhombre: se llamaba Katsuya Miyahira. En aquella oportunidad con Sensei Héctor, Sensei Masahiro y un grupo de amigos fuimos a visitarle al lugar donde pasó sus últimos días. Recuerdo que estaba impedido de moverse por sus propios medios, por lo que se servía de una silla de ruedas para trasladarse. La expresión de su cara y su postura mostraban un hombre íntegro, un dragón que ni la enfermedad lograba doblegar. Aún en su estado, uno se daba cuenta de inmediato que estaba visitando un Gran Maestro, pues su postura no era la de un hombre doblegado.-
Superhombres son (queridos amigos) en mi humilde opinión, aquellos hombres que dejan un camino, aquellos hombres que trasladan la fortaleza física al espíritu. Hombres que entregan su vida al Arte sin esperar con ello ningún reconocimiento. Hombres que dejan huella en la vida de otros hombres. Al fin, la fortaleza donde está? en el Físico? en las manos?... o en el espíritu?...
Por último, quiero decirles que se está escribiendo la historia de otros superhombres de la que participamos todos y cada uno de nosotros y están muy cerca... pero como son superhombres, también son humildes y en respeto a esa humildad les rindo en silencio mi homenaje y gratitud.-
En nombre de todos los que participamos del comité organizador MUCHAS GRACIAS!!! Y en lo personal, gracias también por haberme permitido compartir este Seminario que tuvo entre tantas emociones a la amistad cómo principal protagonista.-
Raúl E. Ahumada
5° dan
Shin Shu Kan Argentina
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